Alguna vez tildé al Águila de alfajor burgués. No quería ser un calificativo despectivo. Más bien pretendía separarlo de los alfajores que, como el Jorgito o el Fantoche, priorizan la abundancia por sobre el equilibrio y la calidad.

También el Milka se destaca por las características «burguesas». Sólo que, a diferencia del Águila, sus dos capas son de dulce de leche. Por lo demás, me atrevería a decir que son dos alfajores muy parecidos, y que de los dos, el Milka es el mejor.
Pocos alfajores logran una consistencia tan genial como la del Milka: es esponjosa y húmeda. Buena parte de este mérito lo debe a la cobertura de chocolate verdadero, que es crocante en su punto justo. Se acumula en los bordes del alfajor y produce sensaciones hermosas.
Defecto: tal vez sea demasiado dulce, y esto responde a que la cobertura es de chocolate con leche, y si bien es muy rica, le faltaría el amargor que equilibrara la ecuación. El dulce de leche es relativamente intenso, decente, sin muchos aspectos que destacar. Equilibrado, diríamos, como todo el alfajor.
Por todos estos motivos, el Milka entra en la categoría de alfajor sobrio, de calidad indiscutible, que todo adepto a las golosinas sabe apreciar. Muy recomendable.